Más allá de la nada encontré un alma herida, un alma sin paz, un alma abandonada, triste y callada. Acaricié su rostro con mis lágrimas, su mirada arrulló mi piel como el sol que baña el mar en calma. Daría la vuelta al mundo acompañada de su sonrisa, de la mano de su corazón herido y fabricaría las piezas para recomponer su alma rota.
Viviría en su pecho, bailaría al son de sus latidos y saciaría mi apetito con su pasión.
Trazaré un camino felino, y en tus taciturnos ojos me encontraré, dónde tú serás tú y yo volveré a ser yo.
En la nada encontré un alma herida que lo es todo, quedémonos allí, donde no hay cómo, ni cuándo, ni por qué. Allí donde el brillo del sol nunca pueda igualar el de tu mirada, allí donde no haya nada que me deje ver que el amor no es tan bonito como yo lo veo en tus ojos.
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