viernes, 7 de enero de 2011

Hoy escribo...


Hoy escribo porque me siento triste, porque no encuentro la forma de mitigar mi soledad. No veo la salida a mis problemas, creo que una gran nube gris tapa mi vista y que por mucho que intento apartarla no se va, sigue descargando sus tormentas en mi, y yo aquí sigo mojándome sin tener el paraguas de la esperanza.

Hoy escribo porque escribiendo me siento menos sola, me acompaña el papel y cada letra que escribo, pero leo y leo y me siento más triste porque quisiera escribir desde la felicidad y no puedo.

Hoy escribo porque no puedo gritar, gritar que todo va mal, que los andamios que sostenían mi felicidad han caído y no hay forma de montarlos. Que se ha derretido el cemento que juntaba los ladrillos de mi mente. Que ya no puedo más.

Decidí que mi destino fuera el que es sin mirar atrás, sin ver que era un error, que me pasaría factura cada día de mi vida y así es, hoy, me pasa factura. Hoy se caen todos los ladrillos y no se como volver a pegarlos, pues el cemento se acabó.

Y pienso, ¿seré capaz algún día de volver a ser yo? ¿Seré capaz de ponerme el casco y construir un chalet tan grande que ni la mayor de las tormentas pueda arrancar sus cimientos? Entonces, solo entonces, volveré a ser yo, me quedaré en mi y no tendré deseos de huir.

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